Aunque se trata de una de sus características principales, las luces cálida y fría pueden diferenciarse no sólo se diferencian por el tono de la luz que emiten; existen más diferencias entre ellas y debes conocerlas para aprovechar al máximo los beneficios de cada una.
Aplicaciones de la luz cálida y de la luz fría
Este tipo de luz suele emplearse para crear atmósferas acogedoras, íntimas y relajantes. Por este motivo, es una excelente opción para iluminar dormitorios, estancias, salas y bares. Pero su uso no termina ahí, también ayuda a resaltar detalles arquitectónicos, de diseño o decorativos, pues posee la cualidad de enfatizar relieves, texturas y colores.
En cambio, la luz fría suele utilizarse para distinguir los contrastes, para mejorar las condiciones de visibilidad cuando se están realizando tareas específicas y para incentivar la concentración. Por estas características, es común ver el uso de luz fría para iluminar espacios públicos y zonas en las que se realizan labores específicas. Por ello, su instalación es recomendable en oficinas, cocinas, lavanderías, talleres y áreas de trabajo en general.
Cuando conoces las características de cada tipo de iluminación, puedes notar que una no es mejor que la otra y también que, en determinadas circunstancias, es preferible utilizar iluminación fría, mientras que en otras situaciones lo mejor es la luz cálida.
Así, la cuestión se reduce a saber detectar cuándo se requiere de una y/o de la otra. Para saberlo, debes evaluar el contexto y las actividades que se llevarán a cabo en el área a iluminar. Esta es, de hecho, la manera más fácil para determinar qué tipo de luz es la adecuada.
Por ejemplo, cuando se trata de zonas de alto tráfico con superficies irregulares como pasillos, senderos o jardines, o de sitios donde es necesario realizar actividades de precisión, lo ideal es instalar lámparas de iluminación fría, la cual, al reducir significativamente los contrastes mejora las condiciones de visibilidad, y en consecuencia, disminuye la posibilidad de que ocurra un accidente.
Sobre la luz fría, no debe perderse de vista que sus principales desventajas son el oscurecimiento de los colores y la sensación de entornos planos y pasivos.
La luz cálida es la indicada para espacios donde debe imperar la comodidad, el confort y la relajación, o cuando el objetivo es producir un ambiente de pasividad. Además, este tipo de luz agrega volumen y dimensión al entorno por las sombras estilizadas que genera.
Instalar iluminación cálida conlleva la desventaja de la propensión a sufrir fatiga visual, particularmente en sitios donde se desenvuelven personas que requieren altos niveles de concentración o enfoque.
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